Gian Francesco Poggio Bracciolini (1380-1459) fue un humanista italiano. Amante apasionado de los libros, llegó a reunir una verdadera colección de literatura clásica. También escribió algunas obras, entre ellas una colección de cuentecillos cómicos que tituló Liber facetiarum. Aunque Poggio era secretario del papa Bonifacio IX, muchos de sus cuentos son altamente eróticos.
El Pedido
Estando el papa Urbano en Avignon, el pueblo de Perugia envió tres embajadores. Al llegar, estos se encontraron con que el Papa estaba gravemente enfermo. No obstante, para evitarles un viaje en vano, Su Santidad accedió a recibirlos, aunque les rogó que fueran breves.
Un doctor que durante el viaje había aprendido de memoria un extenso discurso destinado al Papa no tuvo conmiseración por la salud de este y se despachó con una interminable y aburrida perorata. Cuando el doctor hubo finalizado, Urbano, sin perder la cortesía, le preguntó a los otros dos embajadores cuál era su pedido. Uno de estos, consciente de la estupidez que había hecho el doctor, habló:
-Santo Padre, tenemos órdenes de nuestro pueblo que si usted no hace por nosotros lo que deseamos, mi compañero aquí presente vuelva a pronunciar de forma entera su largo discurso.
Esta ocurrencia hizo reir al Papa, tanto que ordenó que se acataran todos los pedidos del pueblo de Perugia.
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